Las devoradoras de pobres son bancos sanguijuela camuflados bajo la legalidad, muchos con capital extranjero y sedes en Rusia, Letonia y otras jurisdicciones opacas. Mueven dinero sin que nadie sepa de dónde viene ni a dónde va. Entre las más conocidas se encuentran Moneyman, Loaney, Kviku, Vivus, Wandoo, CreditYES, HeroCrédito, Rapicash y Solcrédito, muchas registradas fuera del país o bajo filiales en paraísos fiscales.
Desde el primer clic, pidiendo la mínima cantidad de 300 euros, vulneran tus derechos: carecen de protecciones de datos y todas las entidades te piden la contraseña para acceder a tu banca online. Sus préstamos rápidos alcanzan intereses de hasta 300 % TAE, e incluso algunas operaciones superan el 1.000 %.
Sus clientes son personas que perciben ayudas del paro, con trastornos impulsivos o de conducta —como ludopatía o compras compulsivas—, adicciones a sustancias y escasa formación financiera y legal. En España se calcula que entre 25.000 y 200.000 personas mantienen deudas activas con empresas de préstamos rápidos, según estimaciones basadas en datos del sector y tasas medias de impago publicadas por asociaciones de consumidores.
Cuando estas personas están indefensas y tienen miedo, el problema se traslada a sus familiares, de modo que todos acaban pagando el pato. Por eso, estas empresas actúan como una aseguradora, apostando a pérdidas parciales. Así aseguran que el negocio siempre sea rentable y, si alguna apuesta les sale perdedora con algún individuo, revenden la deuda a fondos buitre, que recompran la deuda.
En breve te mostraremos una guía con soporte en línea de cómo desistir de préstamos y pagar intereses dentro del plazo, y cómo defenderte una vez vencido éste para limitarte únicamente a los intereses contemplados por la ley de Contratos y de Represión de Usura. También recogeremos firmas para que estas empresas estén sujetas a límites de cantidad de préstamos e intereses, no vulneren los datos de tu banca privada y solo concedan préstamos a personas que puedan devolverlos tras un estudio personalizado, como haría cualquier banco tradicional al conceder una tarjeta de crédito, un préstamo hipotecario o personal.